Valoración de empresas -Guía completa

La valoración de empresas es el cálculo del precio al que debes comprar las acciones de un negocio para convertirlo en una buena inversión. En consecuencia, es uno de los pilares esenciales de la inversión en Bolsa a largo plazo que debes dominar si tu objetivo es multiplicar tu capital y hacer crecer tu patrimonio.

“Incluso la mejor empresa del mundo puede convertirse en tu peor inversión si pagas un precio demasiado caro por sus acciones.”

Da igual si haces análisis fundamentales envidiables, si eres capaz de elegir las mejores compañías de los principales índices o si tienes el don de detectar qué negocios van a prosperar más durante los próximos años: si pagas un precio demasiado caro por tus acciones, vas a perder dinero.

Por lo tanto, puedes ver la valoración de empresas como el mecanismo para convertir buenas empresas en buenas inversiones. Además, valorar empresas también te ayudará a potenciar la rentabilidad de tus inversiones y, al mismo tiempo, reducir su nivel de riesgo.

Vamos a verlo paso a paso.

Dos conceptos clave en la valoración de empresas: precio vs valor

Para valorar las acciones de cualquier empresa de la Bolsa, e incluso de un negocio privado no cotizado, debes comprender e interiorizar la diferencia entre dos de los conceptos más importantes de la valoración de empresas: la diferencia entre precio y valor.

A día de hoy todavía son muchas las personas que creen que el precio de unas acciones refleja, en todo momento, su valor real. Piensan que si la cotización de unas acciones sube, esa empresa vale más. Y, cuando la cotización baja, consideran que esa empresa vale menos.

No obstante, si realmente quieres disfrutar de una ventaja frente a la mayoría de participantes de la Bolsa que te permita ganar dinero invirtiendo a largo plazo, debes comprender que precio y valor son dos cosas totalmente distintas.

Tal y como lo describió el legendario inversor Benjamin Graham en su obra maestra de la inversión El Inversor Inteligente de 1949, y como ha seguido popularizando su mayor discípulo, Warren Buffett, “precio es lo que pagas; valor es lo que obtienes.”

Esta diferenciación entre precio y valor puede aplicarse a cualquier aspecto de la vida, pero resulta especialmente cierta y útil para los inversores en Bolsa.

Cuando colocas una orden de compra o de venta de acciones, tu bróker la envía a la “pizarra” o “tabla” de cotizaciones de la Bolsa en busca de una orden de contrapartida de venta o de compra, respectivamente. Cuando la encuentra, tu orden se ejecuta.

Y es ese precio al que se ha ejecutado tu orden el que aparecerá publicado en los portales y webs de Bolsa hasta que se ejecute otra orden. Al cierre de esa sesión bursátil, los precios de la última transacción serán los que aparecerán en los periódicos al día siguiente.

Comprender el funcionamiento interno de la Bolsa te ayudará a darte cuenta de que los precios de las acciones son simplemente las cantidades de dinero que los participantes de los mercados financieros están dispuestos a pagar para comprar y vender acciones.

Se trata, por lo tanto, de meras opiniones condicionadas por su estado de ánimo y emocional, sus necesidades de capital y sus innumerables enfoques de la Bolsa. Recuerda, además, que buena parte de las personas que llegan a los mercados bursátiles actúan como simples apostadores, distorsionando los precios sin ningún criterio ni relación con el valor real de las empresas.

En consecuencia, aprender el arte de la valoración de empresas te permitirá aprovechar esa disparidad entre precio y valor para multiplicar tu capital.

La valoración de empresas te permite potenciar la rentabilidad de tus inversiones y, al mismo tiempo, reducir su riesgo

Como has podido ver, el precio de unas acciones cotizadas en Bolsa refleja el estado emocional y las opiniones de millones de personas, por lo que puede oscilar con relativa facilidad. El valor, en cambio, es mucho más estable, ya que depende de las características fundamentales y de la calidad económica del negocio que hay detrás de esas acciones.

Como resultado, a corto plazo el precio acostumbra a revolotear alrededor del valor, situándose algunas veces por encima y otras por debajo. No obstante, a largo plazo precio y valor tienden a converger durante ciertos periodos de tiempo antes de volver a separarse.

Y es precisamente cuando el precio de una empresa de calidad se sitúa temporalmente por debajo de su valor cuando aparecen las mejores oportunidades de inversión. A esa diferencia entre precio y valor se la denomina margen de seguridad.

El margen de seguridad tiene una doble función. Por un lado, te ayudará a potenciar la rentabilidad de tus inversiones y, por el otro, a reducir su riesgo. Concretamente, el margen de seguridad te permitirá:

  • Acumular plusvalías enormes cuando el precio suba de nuevo para reflejar el valor real de tus acciones, lo que, si has comprado una empresa de calidad, acabará ocurriendo tarde o temprano.
  • Conseguir una rentabilidad vía dividendos mucho más elevada desde el primer día.
  • Minimizar el riesgo de sufrir minusvalías, tanto por la volatilidad del precio como por posibles deterioros en las características fundamentales de la empresa.
  • Optimizar el binomio rentabilidad-riesgo para ganar más arriesgando menos.
  • Aprovechar al máximo el poder del interés compuesto para multiplicar tu capital lo más rápido posible, tanto vía plusvalías como vía dividendos.

Por estos motivos, cuanto mayor sea el margen de seguridad de tus inversiones, mayor será su rentabilidad y, al mismo tiempo, menor su riesgo.

En el caso de las empresas de calidad, puedes ver el margen de seguridad como un muelle. Cuanto más se estire el muelle (mayor margen de seguridad) más tensión habrá entre ambos conceptos, de manera que cada vez serán más las probabilidades de que el muelle vuelva a su posición natural (momento en el que precio y valor convergerán).

Así pues, la valoración de empresas te permitirá conocer el valor de unas acciones para poder compararlo con sus cotizaciones y detectar posibles márgenes de seguridad suficientemente amplios para ganar dinero con tus inversiones en Bolsa.

Valoración de empresas: principales métodos, ventajas e inconvenientes de cada uno

La valoración de empresas, a pesar de poder expresarse con números con varios decimales, no es una ciencia exacta, sino que tiene una gran parte de arte. Esto se debe al gran abanico de métodos disponibles y a su elevado número de variantes.

Los principales métodos de valoración de empresas son los siguientes:

  • Valor contable o valor en libros
  • Valor de liquidación
  • PER o Price to Earnings Ratio
  • Múltiplos

Valoración de empresas mediante el valor contable o valor en libros

El valor contable, también conocido en la jerga financiera como valor en libros, es el patrimonio neto que se obtiene después de restar a los activos del balance todos los pasivos. Luego, para saber el valor contable por acción, únicamente hay que dividir ese patrimonio neto entre el número de acciones de la compañía.

Su principal ventaja es que se trata de un método de valoración de empresas muy sencillo y directo, ya que no hay que hacer demasiados cálculos. Su sencillez, sin embargo, es también su mayor limitación, convirtiéndolo en un método obsoleto en la práctica.

Esto se debe a que el valor contable se limita a reflejar el precio al que se registraron los activos de una empresa cuando se adquirieron, y no el precio real que tienen a día de hoy. Como resultado, puedes encontrarte con situaciones en las que un terreno antiguo que tenga en la actualidad un precio de mercado de varios millones de euros esté registrado en la contabilidad por unos pocos miles de euros.

Y, aunque a veces se puede actualizar el valor contable de los activos para intentar adaptarlo a la nueva realidad de la empresa, debido a su rápida obsolescencia casi nunca podrá llegar (por no decir nunca) a reflejar fielmente el valor real del negocio a largo plazo con suficiente fiabilidad.

Además, otra limitación del valor contable es que no considera el valor de activos intangibles que puede tener la compañía, como por ejemplo una marca, ya que esta no aparece registrada en su balance.

Esto puede distorsionar tus valoraciones al omitir el valor real de ese activo. ¿No resultaría ridículo valorar la marca Amazon en cero euros solo por el hecho de no aparecer en el balance?

Valoración de empresas a través del valor de liquidación

Este método consiste en valorar la empresa en función del dinero que quedaría en el caso de que esta se liquidara. Se trata, en esencia, de un método similar al valor contable, pero con la ventaja de que los precios de los activos se actualizan a los del día de hoy.

Recuperando el ejemplo del terreno comentado anteriormente, el valor de liquidación sí tendría en cuenta que, con el paso de los años, dicho terreno se ha revalorizado, por lo que su nuevo importe contable se equipararía al precio de mercado al que se esperara poder venderlo en la actualidad.

Todos los activos contables de la empresa susceptibles de poder venderse se ajustarían en función de sus precios de venta potenciales. Luego se restarían los pasivos y se obtendría el nuevo valor del patrimonio neto ajustado.

En ciertos tipos de activos, como por ejemplo los terrenos y los edificios, el precio de venta acostumbra a ser sensiblemente más alto que el reflejado en la contabilidad, mientras que en otros, como el de la maquinaria, las existencias de productos y los vehículos, acostumbran a ser inferiores porque se trata de bienes usados.

A pesar de ser un método de valoración de empresas muy utilizado en la actualidad debido a su relativa sencillez, presenta un gran inconveniente para los inversores en Bolsa a largo plazo, especialmente los particulares.

Su principal limitación es que se basa en el precio al que se podrían vender los bienes de la empresa en el caso de que esta se liquidara, y tú como inversor a largo plazo no quieres invertir en negocios que vayan a desaparecer.

Por lo tanto, no resulta apropiado usar un método de valoración de corto plazo para valorar inversiones de largo plazo, ya que los resultados obtenidos no serán coherentes con la realidad ni con tus objetivos de inversión.

Además, existen sectores muy especializados en los que los bienes de las empresas que los forman no tienen compradores potenciales, como ocurre con las máquinas construidas a medida para ciertas industrias. En estos casos, el valor de liquidación podría ser muy difícil de aplicar con fiabilidad.

Valoración de empresas usando el famoso PER o Price to Earnings Ratio

El Price to Earnings Ratio, conocido habitualmente por sus siglas en inglés, PER, es una ratio muy utilizada tanto en el mundo financiero como en el caso de los pequeños inversores particulares. Consiste, básicamente, en dividir el precio de una acción entre el beneficio por acción.

El resultado indica cuántas veces el precio pagado por esas acciones es superior al beneficio que genera cada una de ellas. Por ejemplo, si pagas 60€ por unas acciones a las que les corresponde un beneficio por acción de 5€, el PER será de 12 (60€/5€ = 12).

Un PER DE 12 significa que pagarás doce veces los beneficios que esa empresa está generando en ese momento. Por lo tanto, dándole la vuelta al cálculo, puedes interpretar el PER como el número de años que tardarás en recuperar tu inversión si los beneficios se mantienen al nivel actual. En el caso del ejemplo anterior, un PER de 12 indicaría que tardarías 12 años en recuperar la inversión.

Como te puedes imaginar, su amplio uso se debe a su gran sencillez. No obstante, igual que ocurría con el valor contable, su simpleza lo convierte en un método de valoración de empresas insuficientemente robusto y fiable en el que basar decisiones de inversión.

Una de sus principales limitaciones está en decidir qué beneficios incluir en la fórmula. ¿Debes usar los beneficios ordinarios o los extraordinarios? ¿Los brutos o los netos? ¿Los totales o solo los atribuidos a la sociedad dominante?

Mientras que el precio que incluir en la fórmula resulta evidente, ya que puedes consultarlo en cualquier portal financiero, en el caso de los beneficios no está tan claro. De hecho, si consultas distintos portales financieros seguramente los PER que publican serán ligeramente distintos, ya que no los calcularán de la misma manera. A veces, incluso, ni te dirán cómo los han calculado.

Otra de las dificultades aparece en el momento de decidir de qué año son los beneficios que debes incluir en la fórmula. En el caso de querer calcular el PER histórico de años anteriores no tendrás ningún problema, ya que tanto los beneficios como la cotización serán cifras conocidas.

Pero, si quieres calcular el PER actual para valorar una inversión potencial, la cosa se complica, ya que mientras la cotización será conocida, los beneficios del año en curso serán aún desconocidos. Sí, podrás usar estimaciones, pero se estará perdiendo la simpleza del método dado que estarás introduciendo incertidumbre en el cálculo.

Finalmente, si decides igualmente seguir adelante con el cálculo del PER, ¿qué criterio vas a usar para interpretar sus resultados?

Muchos inversores toman como referencia un PER de 10 argumentando que 10 es el PER medio de la Bolsa la mayor parte del tiempo. Para ellos, si el PER está por encima de 10 las acciones están caras, mientras que si está por debajo, las acciones están baratas. No obstante, comprar más barato que la media no implica necesariamente que tus acciones estén baratas.

Además, el PER es una ratio muy sectorial, por lo que cada sector tiene sus propios PER medios en función de la naturaleza de las empresas que lo forman.

Si bien existe una alternativa muy utilizada que consiste en calcular los PER máximos, mínimos y medios para cada uno de los últimos años y compararlos con el PER actual, simplemente permite saber si las acciones están más caras o más baratas que en el pasado, pero no dice nada del precio adecuado al que comprarlas.

Por estos motivos, el PER no resulta un método de valoración de empresas suficientemente fiable a partir del cual tomar decisiones de inversión.

Valoración de empresas por múltiplos

Existe un cuarto método de valoración de empresas muy utilizado por la banca de inversión y algunos inversores particulares. Se trata de la valoración por múltiplos, el cual se basa en la premisa de que una empresa debe tener un valor parecido al de otros negocios similares.

Existen básicamente dos variables del método. La primera de ellas, seguramente la más usada, consiste en comparar ciertas ratios económicas (llamadas múltiplos) de la empresa con las de otras compañías similares y con las del mercado en general. Algunos de los múltiplos más usados son el PER anteriormente mencionado, el precio / valor en libros o P/BV (Book Value por sus siglas en inglés) y el precio entre el flujo de caja libre o P/FCL.

La otra variable, por su parte, consiste en comparar la empresa que se está valorando con el precio que otros han pagado por empresas parecidas, lo que se conoce como transacciones similares.

Como ya te imaginarás, la principal limitación de la primera variante se debe, precisamente, a las limitaciones comentadas en el caso del PER, las cuales pueden extrapolarse al resto de múltiplos. Y, en el caso de la segunda variante, hay que añadir la dificultad que supone, en muchas ocasiones, encontrar empresas realmente comparables a la que se esta valorando. Y, aunque la encontraras, ¿quién te asegura de que ese precio te permite disfrutar de un suficiente margen de seguridad?

Por estos motivos, los múltiplos no resultan un método de valoración de empresas recomendable especialmente para un inversor particular.

El método de valoración de empresas más recomendado

Después de conocer los principales métodos de valoración de empresas y los motivos por los cuales no resultan recomendables para un inversor particular que quiera invertir en Bolsa a largo plazo para multiplicar su patrimonio y hacer crecer sus ingresos, ¿cómo puedes saber el precio al que comprar tus acciones?

El método de valoración de empresas más fiable, usado y aplicable en la práctica que tienes a tu disposición es el Descuento de Flujos de Caja o DFC, también conocido por su nombre en inglés Discounted Cash Flow o DCF.

En esencia, el método del Descuento de Flujos de Caja te permite valorar las acciones de una empresa en función del dinero que esta te generará en el futuro. Las características que lo convierten en tu mejor alternativa para valorar empresas son varias.

En primer lugar, se trata de un método que se adapta a la realidad futura y cambiante del negocio en vez de basarse únicamente en la realidad pasada, como hacen algunos de los métodos anteriormente mencionados.

Una segunda característica fundamental es que se basa en la capacidad del negocio para generar beneficios reales para ti, beneficios que podrás disfrutar en forma de dividendos o de plusvalías latentes cuando precio y valor acaben convergiendo.

En tercer lugar, se adapta a todas las empresas y sectores, por lo que puedes usarlo sin problemas en todas tus valoraciones sin importar el sector bursátil al que pertenezca la compañía, su tamaño y la Bolsa en la que cotice.

En este sentido, funciona especialmente bien en las empresas que disfrutan de negocios estables y predecibles, ya que en estos casos las estimaciones que deberás realizar para aplicar el método serán más fáciles y evidentes. No obstante, debes saber que también podrás aplicarlo en empresas menos estables, aunque entonces deberás agudizar tu instinto inversor.

Y, en cuarto lugar, se puede aplicar con facilidad usando hojas de cálculo, lo que te permitirá automatizar buena parte de los cálculos.

Conclusión

Ahora ya conoces en qué consiste la valoración de empresas, para qué sirve y cuáles son los principales métodos de valoración que tienes a tu disposición. También sabes cuáles son sus limitaciones y los motivos por los cuales no debes usarlos para tomar tus decisiones de inversión.

Recuerda que la valoración de empresas es un arte y, aunque no exista ningún método 100% fiable, el Descuento de Flujos de Caja es tu mejor alternativa para calcular el precio adecuado al que comprar tus acciones para convertir buenas empresas en buenas inversiones y disfrutar de un amplio margen de seguridad.

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Marc Alomar

Colaborador traderprofesional.com

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